La mañana del 29 de enero de este año, nos ha dado una
muestra más de dos situaciones, una que significa la grandeza del mexicano, y
otra la cara de la negligencia.
La primera ha sido una más de las muchas demostraciones que a
lo largo de la historia de mi país, México, sus hombres y mujeres han dejado
constancia del gran sentimiento de solidaridad que aflora en los sucesos
infaustos que han dejado marcado a nuestra nación.
Esa mañana ocurrió una gran explosión a causa aparente de una
fuga de originada en un camión cisterna
que abastecía de gas al hospital materno infantil de Cuajimalpa, estado de México.
A consecuencia de esto cerca de 70 heridos y dos personas fallecidas en el
momento del fatal suceso.
Durante los trabajos de rescate se dieron lecciones de
heroísmo por parte de hombres y mujeres que trabajaron en las labores y el
esfuerzo en conjunto dio como resultado la sensible solidaridad de muchas
mujeres vecinas del lugar donde se encontraba el hospital de maternidad, quienes
se aprestaron para preparar alimentos que mitigara el hambre y la sed de los
rescatistas.
Desafortunadamente tres héroes fallecieron a causa de las
lesiones producidas en el lamentable suceso. Las enfermeras Mónica Orta Ramírez, Ana Lilia Gutiérrez Ledezma y
el camillero José Luis Tinoco quienes sin importa los riesgos que implicaba
para su vida, acudieron en un gran sentido del deber y compromiso con su
trabajo y con aquellos para los que estaban a su servicio; y otras heroínas que por fortuna sobrevivieron y que rescataron muchas vidas de bebés: Reina Casas medina, Guadalupe Castañeda salgado y Juana Zacarías Pérez.
Rescataron a muchos bebés, y a madres de los mismos que se
encontraban en esos momentos de la conflagración. Y ofrendaron sus vidas en
aras de servir, olvidándose de ellos mismos y de sus familiares.
Estos son los mexicanos que nos dan las grandes lecciones de
grandeza, y que para nuestro país son el remanso de las situaciones tan
escandalosas que se han suscitado en los últimos meses sobre todo en el ámbito
político.
No todo está perdido en nuestro país, que se debate en la
vergüenza internacional de la inseguridad y la corrupción, y esto nos manda el
mensaje a todos los mexicanos que no todos los ciudadanos son corruptos y que
se espera que también los personajes y actores del mundo empresarial y político
den muestras y lecciones de honestidad, responsabilidad y de amor por México.
La otra cara que se muestra con esta carrera, es la de la
negligencia, la de la improvisación, en México también se dan lecciones y
muchas, porque carecemos de la cultura de la prevención y este es un gran
problema para México, porque si se asocia con la corrupción da como resultado
desgracias como la del jueves 29 de enero.
Es el momento de reconocer a estos héroes anónimos y legislar
o decretar que ellos si son merecedores de que sus nombres se les dedique a una
avenida, a una obra de gobierno, o institución social y que se retiren nombres
de gobernantes, políticos y empresarios
que nada aportaron al país y que si aprovecharon sus cargos y responsabilidades para su peculio personal.
Para la enfermera Mónica Orta Ramírez, Ana Lilia Gutiérrez Ledezma y el camillero José
Luis Tinoco, mi homenaje de mexicano más sentido, mi admiración y mi oración al
supremo creador. Para los sobrevivientes enfermeras Reina Casas Medina, Guadalupe Castañeda Salgado y Juana Zacarías Pérez, mi reconocimiento y homenaje, gentes como ustedes hacen tanta falta al país.
¡Honor a quien honor merece!
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