“… El niño dios te
escrituró un establo
y los veneros del petróleo, los escrituró el
diablo”
Fragmento del poema “suave
patria” de
Ramón López Velarde.
El
18 de marzo del presente celebramos en nuestro país, el 75 aniversario de la
expropiación petrolera, una de las fechas simbólicas de nuestra historia en la
cual se construye una especie de dogma
que a fuerza de tanta repetición y de incorporarlo en los libros de texto de
nuestra formación escolar, se ha convertido en una verdad que al contrastarla
con la realidad resulta ser una quimera como lo es la frase con un sentido
carente de veracidad: “El petróleo es nuestro”
18
de marzo de 1938, el presidente Lázaro Cárdenas del Rio, decretaba en contra de la empresas
extranjeras la expropiación de sus bienes para dar paso a la nacionalización de
la explotación de nuestros recursos petroleros, el motivo: la necedad de las empresa extranjeras de no
cumplir con los laudos que las autoridades del trabajo habían resuelto a favor
de los trabajadores mexicanos que laboraban en dichas empresas.
En
el año de 1935, las empresas petroleras extranjeras se resistían a la formación
de sindicatos dentro de sus empresas. El
27 de diciembre de ese mismo año nace el sindicato único de trabajadores
petroleros, el cual tuvo que vencer una serie de obstáculos legales
interpuestos por los propietarios de las empresas extranjeras, principalmente
en Tamaulipas y en Veracruz.
El
29 de enero de 1936 este sindicato se incorpora al comité de defensa petrolera,
del que surge un mes después, la confederación de trabajadores de México CTM.
El
20 de julio de 1936 el sindicato único de trabajadores petroleros celebra su
primera convención en donde se formula un proyecto de contrato general en el cual se exigía firma del contrato
colectivo con todas las compañías y en
el cual se contemplaba una jornada de 40
horas semanales y el pago del salario completo en caso de enfermedad; el 3 de noviembre de 1937 se les exigió la
firma del contrato colectivo y el 17 de mayo el sindicato emplazó a huelga en
caso de incumplimiento de la demanda y la huelga estalla el 31 de mayo y se
levantó el 9 de junio.
El
presidente Cárdenas y la población simpatizaron
con la lucha de los trabajadores
petroleros y el 18 de diciembre de 1937 la junta dio el fallo a favor del
sindicato mediante un laudo en el cual las compañías extranjeras debían pagar
26 millones de pesos en salarios caídos, las compañías promovieron una demanda
de amparo el 2 de enero de 1938 ante la suprema corte de justicia quien negó el
amparo solicitado.
A
esto las compañías extranjeras se declaran en rebeldía, la suprema corte de justicia
les impuso un plazo para el pago de las indemnizaciones a mas tardar el 7 de
marzo y al no cumplirlas, el presidente Cárdenas emite el decreto expropiatorio
el 18 de marzo de 1938.
17 compañías extranjeras fueron objeto
de expropiación y entre ellas figuraban: “Mexican Petroleum company of
California”, compañía mexicana de Petróleo “el águila” y la compañía exploradora
de Petróleo “la Imperial S.A.”
El
presidente Cárdenas apoya a la organización sindical y funda la paraestatal
PETROMEX antecedente de lo que hoy es PEMEX.
El
nacionalismo se exaltó y el fervor de la ciudadanía dio como
resultado que la gran mayoría de los mexicanos en especial gente de escasos
recursos económicos se presentaran en el palacio d elas Bellas Artes de la
capital mexicana, para entregar sus
joyas, dinero en efectivo, animales de corral, y hasta niños con sus alcancías para reunir los
fondos económicos que permitiera pagar las indemnizaciones a las compañías
extranjeras expropiadas.
En
el transcurso de estos 75 años, PEMEX, ha sido factor fundamental de la subsistencia
de la economía nacional, cada 18 de marzo en las celebraciones se magnifica el
desarrollo de la empresa paraestatal y se loa la memoria del ex presidente Cárdenas
y los funcionarios y el sindicato festejan en grandes saraos el feliz suceso
que ha dado más bienestar a una parte de la sociedad mexicana: las autoridades y el sindicato de los
trabajadores de PEMEX.
Hay
una verdad y esa es que el petróleo no es nuestro, es de los funcionarios en
turno tanto en el gobierno, como en la paraestatal, es de un sindicato cuyos líderes venales se han enriquecido con la venta de plazas, con
los prebendas que disfrutan lideres y trabajadores,
con las excelentes prestaciones que disfrutan y que merman en gran medida las
ganancias de la empresa.
¿Cómo
combatir? la impotencia que provoca el
hecho de acudir al servicio de una gasolinera para adquirir gasolina y tener
que pagar cada mes un incremento que va debilitando el salario de un trabajador
que no labora en Pemex y sin embargo constatar que miles de trabajadores de Pemex,
reciben entre sus prestaciones vales de gasolina gratis porque es una conquista
sindical.
Qué
decir de las historias de vida de los líderes
corruptos que históricamente Pemex ha prohijado, como lo son los casos de Joaquín
Hernández Galicia “la quina”, que en sus tiempos de poder, erigió un emporio y manejó el sindicato a la manera
de un padrino y qué decir de un Salvador García Barragán, de sus constantes viajes a las Vegas, Nevada
y en una noche de juerga se daba el gusto de perder millones de pesos en los
casinos de esa ciudad norteamericana.
Y
qué decir del actual líder petrolero Carlos Romero Deschamps, a quien debe investigársele
por los excesos cometidos durante su gestión, y de los regalos que hace a su
hijo José Carlos Romero un auto ferrari Enzo con precio de cerca de 25 millones
de pesos y las publicaciones en facebook donde su hija Paulina da cuenta de su opulenta vida, de sus viajes por varias partes del mundo en
el avión privado de la familia y comidas en restaurantes exclusivos y compra de
vestuario de diseñadores prestigiados.
Las
grandes fugas de recursos económicos, los grandes negocios que se hacen al
interior de la estatal, la excesiva empleomanía, los grandes contratos con las
empresas de outsourcing , los derroches
de los líderes sindicales y la irresponsabilidad
de los funcionarios de Pemex, es lo que lo ha hecho del petróleo propiedad de
un grupúsculo corrupto e ineficiente.
Toda
empresa que no es bien administrada, tiende por razón natural a la quiebra;
toda empresa que es manejada de manera inmoral, tenderá al fracaso, y esa es la
razón de que Pemex no sea una empresa de éxito y confiable, porque adolece de
un elemento: LA HONESTIDAD EN SU ADMINISTRACION.
Irónico
es el hecho de que somos un país
productor de petróleo crudo, pero tenemos que importar la gasolina, y otros derivados
del petróleo crudo, la empresa tiene que acudir a empresas extranjeras para
reparar, construir, instalaciones necesarias como lo son refinerías.
De
nueva cuenta se escuchan las voces de los partidos de oposición al PRI,
gobierno hoy, que el petróleo no se vende, ni se privatiza y se oponen a una
reforma energética que abra los espacios para que empresas privadas participen
en la industria petrolera.
El
dogma de 1938 se ventila y sirve para enarbolar banderas políticas, la
izquierda se desgañita, la derecha increpa, quizá porque esta, tuvo la oportunidad cuando fue gobierno de
hacer algo por Pemex, pero cayo en el pantano de la corrupción; y ahora el PRI en el
gobierno propone a través del presidente Enrique Peña Nieto una reforma que modernice a
Pemex.
Y
no es mala la idea, ni la acción, pero antes hay que poner orden en la
burguesía administrativa y en los liderazgos sindicales corruptos, que solo han
sido sanguijuelas pegadas al presupuesto y a las cuotas sindicales.
Si
el petróleo es nuestro entonces también tenemos derecho a vales gratuitos de gasolina y de gas butano, y no solo los
miembros del sindicato, pues también somos derechosos todos los mexicanos sin excepción.
Antes
que modernizar a Pemex se requiere de una asepsia total, tanto de funcionarios como de líderes
sindicales, pero para lograrlo se requiere de una gran dosis de un remedio llamado HONESTIDAD.
Hoy
a 75 años de haberse realizado la expropiación petrolera en lo personal solo mi
reconocimiento a ese pueblo noble que en 1938 con gran fervor y con gran amor a
nuestra patria acudieron a entregar sus ahorros y parte de sus bienes para
lograr un cometido que al paso de los años se perdió; Recuperar nuestro
petróleo de la explotación extranjera, para quedar en manos de mexicanos
corruptos.
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