martes, 26 de marzo de 2013

¿ESTÁ DESPERTANDO “EL MEXICO BRONCO”?




 

 

31 de mayo de 1913, del puerto de Veracruz zarpa el buque alemán “ Ipiranga” con destino a Francia,   a bordo  el ex presidente de la República mexicana por más de 33 años. Porfirio Díaz Mori, se dice que al alejarse y contemplar a las gentes que se concentraron en el muelle del puerto para despedirlo y contemplar la extensa costa  al avance del buque, externó con gran dolor y nostalgia: “Adiós patria querida, no vayan a despertar al México bronco” La frase cumplirá este año su primer centenario.

Y a 100 años de distancia contemplamos y vivimos lo que es terrible realidad; síntomas de la  descomposición social en nuestro país, que se debate en una lucha todavía no entendida, pero perceptible en el tejido social que conforma la estructura institucional de nuestro país.

A 102 años de distancia temporal de haberse iniciado el movimiento armado denominado  revolución mexicana, se advierten signos que nos indican inicios de toma de decisiones por parte de la ciudadanía que al parecer ha decidido actuar, hastiados de la inefectividad de las instituciones y de la irresponsabilidad de sus autoridades.

 
Durante la década de los  años “60s”,  en México emergieron movimientos guerrilleros inspirados por la guerrilla  socialista cubana  pero esos movimientos armados, no fructificaron por carecer del respaldo popular.

La ola de violencia que se ha desencadenado en nuestro país, y la descomposición de nuestras instituciones han dado como resultado el temor y la desconfianza social que se debate en una crisis de incredulidad que se incrementa con las últimas actuaciones de las instituciones de justicia que no han satisfecho a la percepción social.

En el estado de guerrero, en las últimos meses a través de los medios de comunicación nos enteremos de que en pueblos serranos, sus pobladores se han organizado en grupos de autodefensa civil,  con la finalidad de proteger sus vidas y defender sus patrimonios, y hacer frente a quienes han hecho  del crimen, del secuestro y del chantaje una profesión.

Y así somos testigos por las imágenes de la televisión de ciudadanos que armados patrullan y vigilan sus comunidades, con la ausencia de las policías locales que han  sido desplazadas por la ciudanía que ha decidido hacer frente a los criminales.

Hace unos días los ciudadanos de una población del estado de Guerrero  se erigieron en gran tribunal, para juzgar a cerca de 54 ciudadanos que fueron detenidos por considerarlos culpables de ilícitos cometidos en contra de los pobladores de aquellos lares. Sin la presencia de las autoridades cuya representatividad  tiene en sus manos el ejercicio de la aplicación de las leyes;  días después los detenidos fueron entregados a las autoridades correspondientes después de intensas negociaciones, para la aplicación de las normas  que correspondieran a un juicio legal y justo, con las sanciones a que se hayan hecho merecedores.
 
Y aquí se aprecia un gran vacío de autoridad, debido a la ausencia de confianza en ellos por parte de la población. Las autoridades han reaccionado, pero  no con la inmediatez requerida, parecería que están no solo sorprendidos sino atemorizados de las reacciones de las gentes de  los pueblos que ya no están dispuestos a soportar vejaciones y  a tolerar injusticias.

El estado de guerrero siempre ha sido una entidad que se ha caracterizado por la reciedumbre de sus hombres y mujeres, el estado de Oaxaca que también padece de injusticias ancestrales y ambos estados como el Estado de  Chiapas de grandes rezagos sociales, también en los estados de Jalisco, Michoacán, Morelos, Estado de México y Veracruz se han formado estos cuerpos de autodefensa, un total de 36.  Una chispa al saltar enciende  llamas y estas  los fuegos que arrasan con gran voracidad lo que se encuentre a su paso para purificar y dar paso a la reivindicación social.

El gobierno federal encabezado por el presidente  Enrique Peña Nieto, deberá tener cuidado y los gobiernos de los estados al igual, pues se requiere de la implementación de  acciones públicas  que permitan recuperar la credibilidad social, que no solo existe en las regiones serranas, sino también en los conglomerados urbanos.

Los gobernantes en turno tienen la gran oportunidad para reivindicar las luchas sociales de campesinos, trabajadores  con acciones que rescaten la credibilidad en las instituciones y en sus gobernantes; el lenguaje de las  promesas ya no tiene valor en las mentes de muchos mexicanos que trabajan día a día con las cargas del resentimiento social.

Por ello la frase de Porfirio Díaz Balmori, retoma vigencia con estos acontecimientos, no vayan a despertar al México bronco, o  ¿ya está despertando?

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