Hoy en el mundo católico se
celebra la navidad, término que proviene del vocablo natividad y que celebra el
nacimiento de Jesús de Nazaret. Hoy con mucho entusiasmo muchas familias se
reúnen en sus hogares en compañía de sus seres queridos y amigos, para recordar
el dos veces milenario acontecimiento y
estrechar los lazos de cordialidad, de amistad y de amor, teniendo como
principal protagonista a un recién nacido en un lugar llamado Belén.
La navidad es un tiempo que permite a gran parte de la
humanidad reflexionar del porque nuestro transito en esta vida, las razones de
nuestros actos de vida y el por qué de nuestras conductas hacia nuestros
semejantes, trátese de familiares, amigos o conocidos.
La navidad es el tiempo de la
reconciliación, del perdón, de la esperanza renovada en nosotros mismos y en
nuestros semejantes. Es un tiempo de renovación espiritual y de esperanzas.
Al referirme a la esperanza,
me remito a lo que todo ser humano siempre tendrá en su pensamiento y en sus
sentimientos, la esperanza de vida, de salud, de trabajo, y de riqueza
espiritual.
Jesús es un ejemplo de
esperanza, ejemplo de humildad, ejemplo de perdón y de tolerancia, y esas
enseñanzas no se han podido disolver por el transcurrir del tiempo, ni han
perdido su vigencia y cada día que pasa, adquieren una mayor relevancia.
Expreso lo anterior,
porque a mi parecer, en los tiempos actuales a la humanidad le
hace falta y tiene necesidad de creer en algo y en alguien para poder proseguir
en su ruta y en su devenir histórico. Y
es que en la gran mayoría de las naciones se está padeciendo lo que muchos
conocemos una gran crisis de credibilidad.
Nos ahoga un mal llamado
CORRUPCION, y malos gobiernos que en estos tiempos buscan lograr el poder no
con el ánimo y objetivos de satisfacer las grandes carencias de sus gobernados,
sino con el afán de lograr mejorías personales que rayan en el descaro y la
rapiña.
México no escapa a ello, en
México estamos viviendo y sufriendo una gran crisis de valores éticos, y el
ejercicio de la política, viviendo uno de sus peores momentos, ya que nuestros
gobernantes han fallado en su actuar y han dado muestras de deslealtades a una
sociedad que aunque parte de ella confió en sus promesas de campaña, están
obligados a cumplir y a servir a toda la sociedad en general porque, como gobernantes deben servir a todos y no
nada más a quienes votaron por ellos.
México está padeciendo una
fuerte crisis en lo político, y esta se recrudecerá en el año de 2015 ya que en
lo económico no andamos bien y cuando este tema se complica, lo social le percibe y la irritación del
tejido social se complica.
La percepción de que en México
se requiere de cambios no solo en lo institucional, sino también en el marco de
la legalidad se advierte, las formas y el fondo del actuar de los gobernantes
de mi país, convencen a los gobernados
de una gran y endémica corrupción y de una gran desconfianza en el
actuar de la gran mayoría de gobernantes en sus distintos niveles
jurisdiccionales, federal, estatal y municipal.
El año 2015, es un año
electoral, la renovación de la cámara de diputados federal, será el gran
sinodal ciudadano para saber de las calificaciones aprobatorias o reprobatorias
que habrán de otorgarle al gobierno de Enrique Peña Nieto. Y es ahí donde la
ciudadanía habrá de demostrar si verdaderamente desea un cambio o si decide
recibir más de lo mismo.
Mientras tanto, hoy es noche buena, hoy nos unimos a un fervor, a
un deseo, a un anhelo, a una esperanza, de renovar nuestra fe en un ser superior a lo humano y que la
humanidad prosiga en su devenir la construcción de los puentes de hermandad que
simbolice la paz, la justicia y la nobleza de los sentimientos.
Para todos mis lectores:
¡FELIZ NAVIDAD!
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