Al
inicio del gobierno de Enrique Peña Nieto, se dio a conocer una de las grandes
tareas que habría de realizar, la recomposición del sistema educativo de
nuestro país, que en los últimos años decayó hasta ocupar a nivel mundial el
lugar número 100 entre 144 países, lugar debajo de países como Chile, Panamá y
Brasil en relación a otras naciones de América latina.
Toda
nación tiene como principal objetivo la formación educacional de las nuevas
generaciones que habrán de ser el renuevo y la consolidación del progreso
constante y ascendente de su población, teniendo como prioridad elevar la
calidad de la educación escolar, así como la formación y preparación de sus
maestros que serán los conductores de las técnicas y metodologías del
conocimiento.
Se
ha modificado el artículo 3o. de nuestra carta magna y en ella se consolida la
gratuidad y el laicismo de nuestra educación como derecho constitucional de
todo mexicano, pero en ella también se contempla el retorno de la rectoría por
parte del estado y la instrumentación de los programas educativos, que durante
muchos años estuvieron en manos de los intereses de la organización sindical,
por conveniencias y concertaciones políticas derivados de negociaciones
electorales.
Muchos
nos preguntamos ¿y en qué consiste la
reforma educativa? Craso error de nuestras autoridades federales y de nuestros
legisladores, de no informar con la oportunidad debida a la ciudadanía y con
certidumbre en qué consiste la reforma constitucional, para así no dar pie a todas aquellas
expresiones que hacen de su derecho de protesta, el escenario ideal para
manifestar ante la opinión pública, sus expresiones de intolerancia y de irracionalidad
social.
El
movimiento sindical magisterial ha escrito gloriosas páginas de un movimiento
histórico, en el cual lucharon por la reivindicación y reconocimiento del
trabajo magisterial, de lograr las conquistas de mejoras salariales y de
prestaciones laborales que hicieran más digna y decorosa la vida de los maestros
y sus familias.
Este
movimiento sindical, se vio disminuido en sus ideales, al ser conquistado por
las veleidades del sistema que se infiltra en la vida interna del sindicato y
crea lideres que mas que servir a los intereses de sus agremiados sirven a los
intereses del gobernante en turno, logrando con ello corromper a un sindicato
que por el número de agremiados representa a uno de los sindicatos más
importantes del mundo.
En
estos últimos días hemos visto a través de los noticieros de televisión, movimientos de protesta magisterial de grupos
de los estados de Guerrero, Chiapas, Oaxaca, Michoacán, estados con un gran
rezago social, pero de sobremanera de un gran atraso educativo, ya que las
secciones sindicales como medidas de presión, han realizado paros de labores
dejando sin actividad escolar a miles de niños que son los más afectados, ya
que sin duda redundara en perjuicio de su formación escolar.
¿La
causa de las protestas? la célebre reforma educativa, ya que los maestros
consideran que se atentan en contra de sus derechos laborales y que el gobierno
federal pretende privatizar la educación en México; lo cierto es que los
maestros temen a la evaluación que por ley habrá de aplicarse a cada uno de
ellos, para saber si en verdad tienen los conocimientos y capacidades
necesarias para ejercer la noble tarea del magisterio.
Por
ello las movilizaciones, en las cuales atentan contra los derechos de terceros
al obstruir carreteras, al enfrentarse con palos, piedras, bombas molotov a la
policía, al destruir y pintarrajear consignas en edificios públicos, y
paralizar la actividad comercial, para poner contra la pared a los gobiernos
estatales.
A
mi modo de pensar, creo que un maestro que se precie de serlo, y sus
dirigentes, darían cátedras de civilidad, al exigir y entablar el dialogo
directo con las autoridades responsables, obtener los acuerdos necesarios para
elevar en principio la calidad del servicio que se otorga a los escolares,
elevar la calificación profesional de cada maestro y por ello y como consecuencia
inmediata la calidad de vida, luchando y exigiendo mejoras salariales,
prestaciones sociales y económicas, pero lo más importante pensiones
jubilatorias dignas y decorosas, que combatan a las pensiones de hambre que el
estado otorga y que en el sexenio de calderón, se legisló para que el estado
abandonara una de sus obligaciones y se desentendiera de ella.
Politizar
estos movimientos magisteriales, no es actuar con honestidad, no es dar
lecciones de ética sindical, no es ganarse la simpatía y el apoyo de la
ciudadanía en general, es lograr todo lo contrario. Siendo testigo de todo
esto, añoro todavía más a mis maestros de enseñanza primaria, secundaria,
bachillerato y universitarios, a todos ellos que me brindaron su tiempo, sus
conocimientos, su paciencia, pero
sobretodo sus consejos para ser un hombre útil a mi nación.
Para
aquéllos maestros de mis tiempos escolares, mi gran homenaje, y mi
agradecimiento, por darme ejemplos de lo que debe ser un ciudadano honesto,
responsable y respetuoso de mi país y de sus instituciones y exigir con
dignidad y firmeza a través del dialogo responsable el cumplimiento de mis
derechos cuando así lo exigiere la ocasión.
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