El día
lunes 11 de febrero de 2013, el mundo se cimbró, católicos y no católicos,
jefes de estado, reyes y líderes mundiales, se sorprendieron por la inédita decisión
de un papa católico, la máxima autoridad terrenal del catolicismo, al anunciar
al mundo su decisión irrevocable: renunciar a su condición de Papa.
Joseph Alousius Ratzinger, Benedicto
XVI, está pasando a la historia no por el lucimiento de sus 8 años de ejercicio
papal, a diferencia del carismático papa Juan Pablo II; Benedicto XVI, escribe
una página importante por su trascendental decisión que dice y muestra al mundo
a un hombre con principios que se conduce con la verdad y con la honestidad,
valores que se han perdido en la mayoría de quienes integramos la humanidad.
En muchos países especialmente para países
como Cuba, Venezuela, nuestro país México, para sus gobernantes ha sido una
clara lección de ética de liderazgo, porque no es posible llevar la conducción de
un gobierno cuando no se tiene la fortaleza de la salud, y en nuestro país debe
tomarse en consideración esta lección de honestidad, para muchos gobernantes, representantes
populares, líderes sindicales y patronales que se aferran al poder para seguir sirviéndose
del mismo, sin importar los valores esenciales que hacen de la praxis política el
servir a quienes han depositado su confianza en la persona del político.
En el estado Vaticano obviamente
se practica la política y los ángeles y demonios se enfrentan como técnicos y
rudos de la política. Benedicto XVI, está
considerado como un filósofo teologal y no como un político, sus escritos y
obras así lo manifiestan; y esa frase expresada por él “ que es un pastor rodeado de lobos”, no deja lugar a dudas de la gran lucha
intestina que se desarrolla en el vaticano por el control del poder.
Esta renuncia quizá traerá consecuencias
cismáticas en la iglesia católica, que en los últimos años
ha sido escenario mundial de sendos errores por conductas de sacerdotes que han
manchado la imagen del catolicismo que suma en sus filas 1.131 millones de
creyentes, casi un quinto de la población mundial.
La humanidad está viviendo vertiginosos
cambios, tecnológicos, culturales, de valores, y de creencias ideológicas; ¿hacia dónde vamos? No lo sabemos es la
humanidad quien habrá de decidir si al esplendor o al exterminio.
Para Benedicto XVI, el
cristiano de occidente vive un neo paganismo, ya que valora más la idolatría del
dinero, el prestigio, el placer y el poder, por ello considera que la persona
cada vez más se aísla y se desorienta desprovista de valores humanos consistentes
que hacen perder la dignidad del ser humano.
Por lo pronto esta decisión valiente,
es una lección de honestidad y de principios que no debe desechar el
conglomerado humano, ya que de manera acelerada ha perdido la esencia de lo que
debe ser la humanidad, que ha caído presa de un materialismo letal y para la
misma iglesia católica que vive un ambiente de hipocresías y de divisiones al
interior.
Curiosamente el 21 de diciembre del 2012,
terminó un ciclo de la cultura maya, con esta renuncia también termina un ciclo
de la iglesia católica, quizá sea el inicio de una renovación o el principio
del fin.
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