El día 7 de julio se llevaron a cabo procesos
electorales en 14 entidades de la República mexicana; durante casi tres meses,
la ciudadanía fue avasallada por la propaganda mediática de los partidos políticos
que participaron y que en suma, los tres más importantes, se repartieron los
espacios de representación popular, diputaciones locales, presidencias
municipales, cargos edilicios y en el estado de Baja California la gubernatura.
Proceso
desangelado, en donde la manifestación ciudadana con su escasa participación expresó
su aberración por todo lo que signifique política, y con ello externó su calificación
reprobatoria no solo a sus gobiernos locales, sino también al ejecutivo
federal.
Tal
parece que la ciudadanía mexicana no está del todo satisfecha de los actuales
gobiernos y en sus programas que no dan
resultados satisfactorios a la ciudadanía en general.
A
diario los medios impresos, los televisivos y la radio dan cuenta de sainetes
protagonizados por actores políticos y por parte de sus partidos políticos que
solo demuestran su interés en el cobro de sus prerrogativas económicas , que
por atender las demandas de la ciudadanía que esta ávida de mejorar su
estabilidad económica, de fortalecer sus capacidades laborales y de vigorizar sus
entornos familiares que le permitan fincar su confianza en el futuro de las
nuevas generaciones, a través de mejorar los niveles de la productividad nacional.
Incrementos
mensuales a la gasolina, incrementos permanentes a los artículos de primera
necesidad, la canasta básica, manipuleo de pago de salarios que se ofertan por
la necesidad laboral, altos márgenes de corrupción en todos los niveles de
gobierno, consentimiento y protección a los grandes capitales nacionales y
extranjeros en el cobro de impuestos, con la ya gastada justificación de que
hay que alentar a los inversionistas para que se creen nuevas fuentes de
empleo.
La
escasa participación de la ciudadanía, a pesar del gasto de millonarias sumas
de dinero, producto de las recaudaciones públicas, es la silente protesta de un
México, que está cansado de la eterna burla, de los gobiernos que han sido
incapaces de gobernar para los intereses nacionales y que solo lo hacen para
los intereses particulares.
El
año 2000 se considero como el inicio del ejercicio de la verdadera democracia,
doce años de gobiernos del Partido Acción Nacional, PAN, pasaron sin pena ni gloria, no se dieron
avances y si, se empoderó e incrementó la
corrupción y la negligencia de los gobiernos.
Al
retorno del Partido Revolucionario Institucional PRI en el ejecutivo federal, se ha montado una
tramoya de discursos y escenografía que
no aportan nada, ni llenan las expectativas de los mexicanos, que deseamos paz,
justicia social, educación y progreso.
La
dizque izquierda Partido de la Revolución Democrática PRD, ocupada en sus riñas
internas y disfrutando de las mieles que dan las dietas de las cámaras y los
presupuestos públicos.
Y
los demás partidos políticos, satélites, o mejor dicho parásitos, que sangran
en buena medida la economía nacional.
En
este proceso electoral, de nueva cuenta las palabras y promesas, eternas y
huecas, que se quedaran perdidas en espacio y tiempo, y el ejercicio de alentar
y mover el voto duro de cada partido político mediante una dádiva económica y
una limosna llamada flamantemente” despensa”, que lastima la dignidad de una
persona, pero que sirve a los partidos políticos para mover a su gentes aprovechándose
del hambre y de la necesidad.
Mal
y de malas los partidos políticos, por eso urge una verdadera reforma política,
pero eso será tema de otro artículo, mientras tanto ufanos los partidos políticos
ganadores en este proceso electoral, lanzan fuegos artificiales, por victorias pírricas,
que nada habrán de aportar al verdadero camino del ejercicio de la democracia
en México.
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