Este último fin de semana de
Noviembre se llevó a cabo la estrategia comercial denominada “Buen Fin”, una
copia del modelo, de lo que durante muchos años, se ha realizado en el país vecino
Estados Unidos de Norteamérica.
En aquel país las ofertas se ponen a
disposición del publico consumidor, para sacar las mercancías, sobretodo las de
línea electrónica, que prácticamente serán descontinuadas y sustituidas por
nuevos y actuales modelos.
En nuestro país se hace como
estrategia para reactivar la economía, las ofertas son una ilusión mediática,
aprovechada por el comercio y los dueños de la banca nacional, pues en su
mayoría los productos se adquieren a través de tarjetas de crédito bancario a
plazos de 12,18 y hasta 24 meses.
Tan es así, que el secretario de Hacienda
y crédito publico, también participó en la promoción, organizando un sorteo, en
el cual participan los consumidores nacionales que adquirieron sus productos
con tarjetas de crédito, con una bolsa de premios de 250 millones de pesos, que
no se pagaran del peculio personal del secretario de Hacienda, sino con los
dineros de los contribuyentes.
En México, no hay buen fin, al
contrario hay de que preocuparse, porque el crecimiento nacional no es el
esperado, pues se esta por debajo del programado, mientras que en otras
naciones de América su crecimiento es mayor que el nuestro.
El gobierno federal que encabeza
Enrique Peña Nieto, al inicio de su gestión, hace ya casi un año, suscribió un
pacto federal, de unidad, de colaboración, con las principales fuerzas
políticas de México, PAN, PRD, PRI, pero
este pacto se ha convertido, no en la estrategia de gobierno que le permitiría
conciliar y trabajar en forma coordinada, en camino pavimentado; al contrario
ha sido de mayor utilidad para los partidos de oposición al PRI, para
convertirlo en ariete de chantaje, cada vez que no le satisfacen ciertos
acuerdos y que van en contra de sus intereses partidistas.
Los grupos radicales que han hecho
presencia en diversos actos de `protesta publica , las medrosas actuaciones de
los impartidores de justicia, la débil o nula respuesta de las autoridades a
los actos de provocación que han sido lesivas para la ciudadanía, las mal llamadas
“reformas”, educativa, hacendaria, energética, que no son mas que: en la
primera, un ajuste de cuentas con el sector magisterial, cuya líder, actualmente
en prisión, se entregó a las gestiones presidenciales panistas; la segunda,
busca mas que reformar un sistema hacendario injusto, la recaudación en
perjuicio de las clases medias y en mejorar los beneficios de la clase
económicamente poderosa.
Y la tercera es la búsqueda de
mayores negocios en beneficio de la clase empresarial para satisfacer y pagar
las facturas de campaña.
Un buen fin, sería fomentar el
ahorro entre la ciudadanía, otorgar premios
a quienes verdaderamente cumplen con el pago de sus impuestos, el saber
que hay legisladores cumpliendo y defendiendo los intereses de sus mandantes,
el premiar actos de honestidad de funcionarios públicos responsables y
comprometidos con la ciudadanía, el trabajo unido de autoridades, políticos y
ciudadanos por el progreso y la paz social de nuestro país, ese si que sería
“UN BUEN FIN”