Los días 14 y 15 de septiembre de
2014 la furia de la naturaleza convertida en huracán y con el nombre de “Odile” azotó a los cabos y la paz, las poblaciones que sufrieron una gran devastación por la
fuerza huracanada de los vientos que nos hizo pagar con su presencia, los
agravios que como humanidad le hemos infringido.
Territorios de gran afluencia turística, quienes
presenciaron y padecieron la furia desencadenada de la naturaleza y así una vez
más una parte de nuestro país sufre los estragos naturales y las autoridades
locales y federales se aprestan para restablecer las actividades normales que
sin duda llevaran mucho tiempo y vastos recursos económicos.
La gravedad de los hechos de la
naturaleza pasa a segundo término cuando se presentan acciones deleznables
realizadas por un sector de la población que en su afán de obtener artículos de
primera necesidad, efectuaron saqueos en establecimientos comerciales, dando
paso así a una conducta alejada de los valores que una sociedad debe practicar
no solo en tiempos de normalidad, sino
con más énfasis en tiempos en que la población requiere de orden, organización y
de responsabilidad social.
Una vez más ha quedado de
manifiesto las conductas tergiversadas de individuos que desfogan sus
irracionalidades y que han dejado constancia de un criterio equivocado que
tienen muchos países de nosotros los
mexicanos. Calificando con ese solo hecho no solo a esos malos mexicanos, sino
a todos los habitantes de baja california y por ende a todos los mexicanos y
obvio no todos son como estos individuos.
¿Que los obligó a comportarse de
esa manera?, seguramente la avaricia y la pobreza de valores, y no se debe
señalar solo a quienes carecen de recursos económicos o de estudios, porque se
ha comentado que también participaron en estos saqueos personas con posibilidades
económicas que en sus vehículos se llevaron artículos electrónicos y no artículos
comestibles.
Grave lo ocurrido, y esto debe
ser un gran llamado para nuestras autoridades, que en su afán de quedar bien y
no complicar sus fines políticos, dejan hacer y pasar sin aplicar las leyes,
que se han creado para establecer un orden social y aplicar plena justicia.
Nuestras autoridades deben aplicar
la ley y sancionar aquellos que participaron en estos deleznables actos, el no
hacerlo, implica el reconocimiento de conductas ilegales que nos llevaran tarde
que temprano a la arbitrariedad social.
Con estos actos ya se están manifestando
las primeras reacciones sociales y una de ellas es no solidarizarse con el
pueblo de baja california al no mandar ayuda de parte de la sociedad mexicana
que es noble y que siempre aporta, pero que en esta ocasión ha decidido
castigar.
Quienes detentan el poder deben
analizar muy seriamente estos actos, que sin duda de no actuar con apego a las
leyes, serán conductas repetidas en otras situaciones de emergencia por
desastres naturales.
México no es un país de bárbaros,
México es un país de hombres y mujeres que respetan el orden y requieren de
tranquilidad y paz, pero sobretodo de autoridades responsables y HONESTAS, las
autoridades en turno federales, estatales y municipales tienen la palabra….