“Hombres necios que
acusáis
A la mujer sin razón,
Sin ver que sois la
ocasión
De lo mismo que
culpáis.
(Sor Juana Inés de la Cruz.)
En estos días me ha
llamado la atención dos hechos acaecidos en países del medio oriente, el
primero la muerte por lapidación de una mujer acusada de adulterio en la
provincia de Hama en el centro de Siria y el segundo la muerte en la horca de una mujer Iraní. Ambas
“ajusticiadas” por leyes aplicadas con severidad y agregaría con saña y
misoginia.
Pero estos hechos no
solo se suscitan en esos países, sino que se generalizan en todas partes de
nuestro planeta, donde la mujer, a pesar de las grandes y múltiples campañas a
favor de la equidad de género, siguen siendo vejadas, lastimadas, pero lo que
es mas ultrajadas en sus personas y arrebatadas con violencia sus vidas, solo por
el hecho de ser mujer.
Con relación a la
mujer lapidada, me remonta al hecho bíblico, en el que Jesúsde Nazaret intervino ante la turba que pretendía lapidar
a una mujer acusada de adulterio, y con gran sabiduría esgrimió un argumento
devastador. “El que esté libre de pecado que tire la primera piedra”.
El otro caso, la mujer que fue sentenciada a morir en la
horca, por haber defendido su vida y honor al no permitir ser mancillada por un
hombre, no obtuvo el perdón de los familiares del occiso funcionario de gobierno y la sentencia se
cumplió.
A diferencia del caso
de un hombre deportista de Sudáfrica, Oscar Pistorius, que asesinó a su novia Reeva Steenkamp modelo de profesión y su
defensa legal argumentó que por equivocación y miedo cometió el feminicidio y
ha sido sentenciado a 5 años de prisión, mismos que habrá de compurgar 10 meses en prisión y los cuatro años dos meses
bajo arresto domiciliario. En Sudáfrica una mujer muere asesinada cada ocho horas.
Y todos los días nos enteramos de más mujeres
que sufren el abuso de hombres que han olvidado que su procedencia a este mundo, a través de la concepción de un
ser maravilloso: una MUJER, y que hay que respetarla, protegerla, motivarla, apoyarla,
comprenderla.
Es increíble que en
pleno siglo XXI, sigamos enterándonos de hechos como en el medioevo, hechos de
barbarie y de sin razón, porque el haber nacido con condición de mujer, no
demerita a un ser humano que tiene por natura derechos de libertad, de expresión,
de pensamiento y de dignidad.
En lo personal una
mujer es un ser excelso de la
naturaleza, que prodiga vida,
delicadeza, armonía y amor. Toda mujer merece por parte de todo hombre respeto,
admiración y sobre todo agradecimiento por ser generadora de vida.
Falta mucho para reivindicar
a las mujeres, a pesar de todos los esfuerzos por alcanzar la equidad de género,
falta un gran camino de recorrer para alcanzar la plenitud del respeto a la
dignidad del ser MUJER: