El
tema de los derechos humanos, es un tópico que en nuestro país, ha tomado el
tiempo de la actualidad, a propósito de la actuación de los ministros de la
suprema corte de justicia de la nación, con relación al caso de la liberación
de una ciudadana francesa que adquiere notoriedad pública por su presunta
participación en hechos delictivos de
una banda dedicada a la innoble tarea del secuestro de personas para obtener
sumas millonarias de dinero.
Los
derechos humanos es el discurso que los políticos contemporáneos han utilizado
para avenirse simpatías y votos en los procesos electorales y también en el
desarrollo de sus carreras políticas, haciendo de esto una moneda de cambio
para la obtención en la mayoría de los casos de votos ciudadanos, en otros, de
simpatías y aplausos cuando el gobernante argumenta el discurso en defensa de los derechos humanos de sus
gobernados.
Eruditos
del derecho han realizado estudios respecto a los derechos subjetivos y los
derechos humanos; hay quienes sostienen que ambos son lo mismo y que los
políticos contemporáneos han utilizado el tema para el lucro político y existen
quienes no comparten la idea de los primeros y establecen diferencias entre los
derechos subjetivos y los derechos humanos.
Hay
estudiosos del derecho que confrontan las tesis que defienden la preeminencia
de los derechos subjetivos, ya que consideran que “son tesis políticas que
tienden a proteger instituciones como la de la propiedad privada liberal, o la
de la propiedad colectiva comunista” (Dr. Fausto E. Vallado Berrón, “El Derecho Subjetivo”)
El
Dr. Oscar Correas expresa, que no parece haber duda de que lo que conocemos
como derechos llamados “humanos” son similares a los que tradicionalmente han
sido conocidos por los juristas como derechos “subjetivos”. Puede
discutirse, si son anteriores al derecho
positivo, pero no parece sensato negar que los derechos humanos como los
derechos subjetivos, constituyan un discurso cuyo uso tiene por objeto, o bien
exigir algo a alguien, o bien justificar, es decir darle sentido de lo bueno a
una conducta. (“Acerca de los derechos humanos”, “Apuntes para un ensayo”),
En
todas las constituciones políticas del mundo, se contemplan estos derechos
subjetivos, como garantías individuales y en la actualidad surge el tema de los
derechos humanos, reitero, como discurso de organizaciones civiles que al no
respetarse sus derechos subjetivos y sus garantías individuales se organizan
para luchar y defender los derechos humanos de hombres y mujeres que se
encuentran integrados en sociedades dentro de un territorio y del espacio
normativo que impone el poder gubernamental.
Así
nos enteramos que organizaciones no gubernamentales (ONGs), son perseguidas por
gobiernos que las consideran subversivas por no plegarse a los decretos
establecidos por regímenes autoritarios y también existen países que ante el mundo
pregonan un respeto absoluto por el trabajo y la lucha de estas organizaciones y
toman sus banderas para hacer de ellas, el medio publicitario y mediático que sirve de mascarada para logros
políticos.
México
y Francia han dado en estos días una muestra de manejo mediático con el tema de
los derechos humanos; el primero otorgando la liberación de una ciudadana
francesa y dejando en la insatisfacción los derechos humanos de los agraviados, víctimas de una banda de
secuestradores.
Francia,
sin recato alguno, recibiendo como una heroína a su compatriota, sin
considerarla una delincuente común que en unión de otros mexicanos lastimaron,
vejaron a otros ciudadanos mexicanos que por respeto a sus derechos humanos no
se merecían haber vivido días terribles que han
quedado indelebles en sus mentes y que han afectado el rumbo de sus
existencias.
La
Justicia mexicana, una vez más con su actuación, abona creencia a la vox populi
que no hay confianza en ella, que la crisis de credibilidad se ahonda y que la
sociedad mexicana habrá de organizarse para tomar cartas en el asunto,
defenderse contra la permanente desconfianza que existe desde tiempo atrás
hacia los gobernantes, legisladores, partidos políticos y la administración de
justicia.
Los
derechos humanos no deben ser moneda de cambio, ni motivo de arreglos
políticos, politizar estos derechos son motivo de repulsa social; los gobiernos
de todo país, deben respetar los valores éticos y universales, para lograr el respeto de sus gobernados y
crecer ante los mismos dignificando el ejercicio de la política.
Nuestra
suprema corte de justicia ha dado ejemplo de sumisión, la admiración por
quienes actualmente se desempeñan como ministros en el máximo tribunal de
justicia de nuestro país, se ha convertido en escarnio de sus prestigiosas
carreras en el campo del derecho, pero lo que no se puede explicar son las
declaraciones de la ministra Olga Sánchez Cordero al manifestar a los medios de
comunicación que “si bien la ciudadana francesa está libre “ NO ES
INOCENTE” y fue puesta en libertad
debido a las agravantes en su proceso que violentaron sus derechos
fundamentales.” “Estoy satisfecha de la resolución que tomó mayoritariamente la
Primera sala de la suprema corte de Justicia de la Nación. Nosotros los jueces
constitucionales, no nos regimos por una opinión mayoritaria del público ni de
la sociedad, tenemos que cumplir una obligación constitucional”.
En
la mayoría de la opinión pública campea la percepción de que se acató una instrucción,
por la imperiosa necesidad de dejar en libertad a la ciudadana francesa para
reanudar el bloqueo diplomático y comercial que el país de Francia impuso a
México, para presionar al gobierno de nuestro país y excarcelar a su
connacional.
La
división y la autonomía de los poderes legislativo, judicial y ejecutivo, ha
quedado de manifiesto que solo existe en teoría y no en la práctica; poco
importa la defensa de los derechos humanos de nuestros connacionales, solo
interesan para utilizarlos como moneda de cambio.
Grave
es la politización de derechos fundamentales como lo son los humanos, quedar a
merced de negociaciones políticas o de discursos políticos que sirvan para
matizar campañas políticas, no son más que agravios a una sociedad que está al
borde del hartazgo.